Todos hemos tenido un peluche de pequeños. Pero mi peluche no era un peluche cualquiera, era mi mejor amigo. Era el único que le contaba un secreto y te lo sabía guardar, el que permitía que cada noche durmiera abrazada a él y junto a él me despertara. El amigo que te sabía escuchar cuando le hablabas y el que te consolaba cuando llorabas... En fin, era mi mejor amigo.
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